EN QUÉ CONSISTE
Este procedimiento de remodelación corporal consta de tres fases. Durante el proceso se utiliza tecnología de última generación.
En primer lugar, con la energía que genera un aparato tecnológicamente avanzado se “bombardea” sobre los depósitos de grasa que ocasionan irregularidades (celulitis) y desproporciones (michelines, cartucheras, etc.) en diferentes partes del cuerpo. La energía atraviesa la piel, llega al tejido graso y, además de desintegrar los excesos de grasa seleccionados, provoca una contracción de la piel (efecto lifting) capaz de atenuar la flaccidez.
Las clases de energías más utilizadas para disolver grasa antiestética y reafirmar las zonas tratadas son la ultrasónica, la láser y la de radiofrecuencia. Dependiendo del caso, se usa una forma u otra o se combinan entre sí.
Después, a través de una incisión milimétrica que no requiere puntos de sutura, se introduce en la zona tratada un dispositivo de última generación. Este instrumento médico extrae fuera del organismo la grasa disuelta por la acción de la energía.
Finalmente, en las zonas de donde se extrajo la grasa, se efectúa un masaje específico con un rodillo motorizado que actúa regularizando la superficie de la piel, dejándola más lisa y firme.
Las nuevas tecnologías permiten modelar el cuerpo evitando las incisiones traumáticas, los puntos de sutura y las grandes cicatrices.